Visiones de lo extraño en lo familiar
Una mirada antropológica al cine de David Lynch
8 de septiembre de 2017 – Universidad del Cine – Buenos Aires – Argentina
A primera vista puede resultar extraña la propuesta de aproximarnos a la obra de David Lynch desde la Antropología visual y de la imagen. Pero quizás sea uno de los mejores terrenos para adentrarse en su atmósfera sensorial, ambiental, inquietante y confusa. Porque su cine se arroja insistentemente a experimentar las relaciones de la imagen con el sonido, con la palabra, con los colores y por supuesto, con la música.
La obra de Lynch es una exploración del medio cinematográfico pero también de otro medios de la imagen. Una expansión sensorial y visual donde la imagen es el epicentro de todos sus vibrantes movimientos y donde la palabra ambiente resuena constantemente. Ambiente es – en palabras de Lynch – el momento en que todo lo visto y oído logra producir una sensación determinada, en especial, las sensaciones que nos arrojan al mundo del sueño y sus mecanismos. Se hace más que evidente que mostrar y decir son dos experiencias culturales diferentes.
Como señala Chris Rodley1, la lógica de la narrativa convencional no se puede aplicar a este universo, empapado de una profunda incertidumbre intelectual. Es por eso que resulta sugerente la introducción del concepto de lo ominoso, que Freud define como el orden de lo terrorífico. Lo ominoso convierte lo doméstico en desconocido y de allí la incomodidad en la obra de Lynch. La provocación de la angustiante falta de familiaridad con lo familiar. Es la irrupción de lo extraño en la familiar, como en el sueño o en la perturbadora aparición del doppelgänger. La vanguardia modernista también se fascinó con esta idea de lo ominoso, convirtiéndola en una categoría estética. Lo ominoso como una instrumento de “des-familiarización”- sin duda una palabra cercana a la antropología. De allí que el espacio ambiguo y anamórfico de los sueños y las imágenes se convierta en un territorio propicio para los experimentos de Lynch.
El sueño tiene un lugar central y privilegiado en conexión con las imágenes, no sólo en el ámbito de la psicología sino también de la antropología. Como señala Belting (2007), el sueño presenta una dualidad contradictoria entre yo y mi-yo, una especie de yo múltiple que Marc Augé compara y distingue de la posesión por espíritus o antepasados, ya que en ese caso el cuerpo habla por la voz de otra persona(2). El que sueña se enfrenta al enigma de su propia imagen. Los sueños han sido un terreno misterioso y recurrente en la historia humana, así como las visiones, tan próximas al sueño o incluso manifestadas dentro de estos. Sueños y visiones aparecen frecuentemente relacionados con los viajes a otros mundos pero también con la presentación de imágenes con sentidos que solo pueden ser comprendidos por personas específicas y autorizadas. La visión proporciona una revelación, información, sentido, a quien la recibe en un estado de éxtasis.
Pero si el sueño es un complejo entramado visual-sensorial, es curioso que en términos generales la mayoría de las veces aparezca bajo la forma del relato que se elabora en función de lo recordado. Durante el sueño, el cuerpo es ocupado por imágenes y la distinción entre realidad e imaginación es superada. El cuerpo es tanto lugar como medio de las imágenes, generándose una verdadera imposibilidad de distinguir sobre el origen de éstas. Ahí es donde el cine de Lynch quiebra con cualquier dominio de la palabra y de los géneros, para guiar la manifestación del significado del sueño y de las imágenes que lo componen confusamente.
Posesiones, chamanismo y visiones se encuentran en la categoría de imágenes próximas a las del sueño y se manifiestan de modo privilegiado en Lynch. Esta duplicidad del sueño también está profundamente conectada con la imagen del doble. La fascinación por el doppelgänger, el doble andante, el doble fantasmagórico de una persona viva. El imaginario del XIX lo ligó a la imagen del lado oscuro del alma, la sombra, el gemelo malvado, la bilocación y el fantasma. En la literatura, en el cine, en la pintura, el doble se toca con los abismos de la personalidad y el sujeto, con el regreso desde el mas allá.
La obra de David Lynch es el territorio preferido para la manifestación de estos fenómenos y experiencias corporales de la imagen. Un espacio donde la cámara asiste a la experiencia confusa de la fabricación de una significación en estado de posesión. Porque el mundo de Lynch es un mundo donde el medio fílmico es entendido como la conexión entre la imagen, el sonido, la palabra y el oído, una experimentación sensorial del ambiente y la confusión propias del sueño pero también de la dimensión visual. Las imágenes no pueden ser separadas de la experiencia emocional y sensorial que despiertan. Lo ominoso atraviesa el cinde Lynch, se anima y se acciona como un mecanismo que solo puede ser el resultado de la exploración del medio. Sonidos y texturas, el ritmo del habla y el ritmo de los cuerpos, espacios y colores. Un universo donde la música ocupa un lugar privilegiado.
Acerca de las Jornadas
Las Jornadas de Antropología e Imagen se realizan en forma anual, durante el mes de septiembre y son organizadas por el Área de Antropología Visual de la Universidad de Buenos Aires, con el objetivo de crear un espacio de debate que nos acerque a la diversidad de propuestas contenidas dentro de la Antropología Visual, el cine, la historia del arte, los Estudios Visuales y los estudios de la imagen. Cada edición propone una temática específica que se desarrolla a través de conferencias que ofrecen especialistas invitadas/os de Universidades nacionales y extranjeras. Su propuesta es la de una mirada interdisciplinaria. Es por eso que estas jornadas buscan constituirse como un espacio de formación y acceso a enfoques renovadores en el campo de los estudios de la imagen.
Fecha: 8 de septiembre de 2017
Lugar: Universidad del Cine. Pje. Giuffra 330, C1064 Buenos Aires