Número 7 – 2020
Iconografías del desborde.
Reflexiones sobre la imaginería peronista entre la iconoclasia y la idolatría.
Greta Winckler
Resumen
El 17 de octubre se celebra en Argentina el Día de la Lealtad Peronista, recuperando la mítica fecha que en 1945 dio origen a una relación entre las masas populares y Juan Domingo Perón que marcaría la historia política del país. Ante la pandemia de COVID-19, las movilizaciones usuales se vieron refiguradas, no sólo en su manera de habitar las calles, sino en la propuesta virtual centralizada de la plataforma 75Octubres, creada específicamente para esta conmemoración. No obstante, en el horario señalado para la conexión de millones de personas, la plataforma colapsó y fue comunicado oficialmente un ataque cibernético desde diversos servidores localizados en distintos lugares del mundo. Este gesto que oscila entre la censura y la iconoclasia, se remonta a una práctica en relación al peronismo -proscripto en 1955- que abre no sólo las imágenes de la marcha del pasado 17 a todos los tiempos suplementarios que la tocan, al decir de Georges Didi-Huberman, sino a la propia política (peronista y antiperonista). Los ejes de amor y odio, que son hoy categorías sociales de la política local y del gobierno actual, permiten configurar una historia de disputas, polarizaciones y pasiones (en tanto pathos) que animan la historia argentina. En este trabajo se recuperarán esas “corrientes energéticas” encarnadas en las imágenes y lo que las personas hacen con ellas, a partir de una propuesta metodológica de espíritu warburguiano.
Palabras clave: Iconografía política- Montaje – Iconoclasia -Figura – Fantasmática
Artículo
Greta Winckler
Fecha: Octubre 2020
Cómo citar este artículo:
Winckler, Greta. “Iconografías del desborde. Reflexiones sobre la imaginería pernonista entre la iconoclasia y la idolatría”, e-imagen Revista 2.0, Nº 7, Sans Soleil Ediciones, España-Argentina, 2020, ISSN 2362-4981
La política como matriz fantasmal
El 17 de octubre se celebra en Argentina el Día de la Lealtad Peronista, en conmemoración de aquella fecha que en 1945 vio movilizada a una multitud de personas -de clases populares fundamentalmente- para exigir la liberación de Juan Domingo Perón (antes de convertirse en uno de los presidentes más significativos de la historia nacional). Ese día se recupera en tanto hito fundacional del peronismo, que en 2020 celebró su 75° aniversario en el marco de la pandemia por COVID-19 de alcance mundial. Ante tal panorama, se decidió llevar adelante un acto virtual cuya principal atracción y novedad era convocar a una “marcha” en una plataforma creada específicamente para tal fin. No obstante, hubo un “ataque” cibernético a la misma a lo largo del 17 de octubre que permite reflexionar sobre la vinculación entre la política y las imágenes, así como la configuración de un gesto iconoclasta y censurador que, pese a encarnarse en la técnica contemporánea -propia de una cultura digital de la Web 2.0- hunde sus raíces en una conducta antigua. Por otra parte, se recupera la propia praxis de los simpatizantes peronistas y sus militantes -incluso dentro del aparato estatal-, quienes opusieron sus propias maneras de habitar los espacios abiertos en las redes sociales así como la presencia física en un centro nodal de la política argentina: Plaza de Mayo.
El acontecimiento singular echa luz sobre lo que las personas hacen con las imágenes y también permite pensar a la iconografía política como un motor activo y generador de una praxis que abre los conflictos y disputas de poder a un tiempo que debe pensarse de modo anacrónico. Esta reflexión deja entrever que la historia de la política argentina, y especialmente aquella que a partir de la irrupción del peronismo es dada pensar, está atravesada por matrices fantasmales, que animan las prácticas del presente. O como en su momento dijera el intelectual antiperonista Juan José Sebreli, “Los muertos que han matado gozan de buena salud. No son meras apariencias que se evaporan […] Están ahí, hay que mirarlos a la cara, como se mira a los vivos ” (en Edwards, 2015:97).
«O bien honramos y amamos a las imágenes, o bien las aborrecemos y les tememos» (Belting, 2007:75)
Figura 1: Captura de pantalla de la plataforma 75 Octubres luego de realizado el”ataque” a su servidor (17/10/20). La figura de Eva Perón y Juan Domingo Perón fue utilizada por diversos funcionarios a lo largo del día en sus barbijos por la pandemia. Los materiales que difundieron en sus redes también respetaron esta línea estética.
Las imágenes que produce el peronismo son poderosas. No porque los actores que se inscriben en una de las mayores tradiciones políticas de la Argentina así lo digan; son poderosas porque desde sus albores (a mediados del siglo XX) se han empecinado sus detractores en destruirlas.
Art. 1º: queda prohibida en todo el territorio de la Nación:
«La utilización, con fines de afirmación ideológica peronista, efectuada públicamente, o propaganda peronista, por cualquier persona, ya se trate de individuos aislados o grupos de individuos, asociaciones, sindicatos, partidos políticos, sociedades, personas jurídicas públicas o privadas de las imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas artículos y obras artísticas, que pretendan tal carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales pertenecientes o empleados por los individuos representativos u organismos del peronismo.Se considerará especialmente violatoria de esta disposición la utilización de la fotografía retrato o escultura de los funcionarios peronistas o sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio del presidente depuesto el de sus parientes, las expresiones «peronismo», «peronista», » justicialismo», «justicialista», «tercera posición», la abreviatura PP, las fechas exaltadas por el régimen depuesto, las composiciones musicales «Marcha de los Muchachos Peronista» y «Evita Capitana» o fragmentos de las mismas, y los discursos del presidente depuesto o su esposa o fragmentos de los mismos.”
Figura 2: “Hoguera antiperonista”, 1955. Archivo Clarín. En La fotografía en la Historia Argentina, Tomo III (2005).
En 1955, a partir del golpe de estado que realizan fuerzas militares y civiles al gobierno de Juan Domingo Perón, se proscribe toda insignia y hasta mención vinculadas al peronismo o sus referentes. Este impedimento a la libre expresión de la propia ideología política se daba en el marco de una ruptura con la institucionalidad democrática bajo el nombre de “Revolución Libertadora”. Como propone Eduardo Grüner, es en el nombre del Bien que se han perpetrado en la historia las mayores barbaridades, o lo que él denomina “atrocidades del bien” (2017:60). La agresividad con la que las imágenes del peronismo fueron atacadas se inscribe en un vínculo antiguo entre éstas y la humanidad: la iconoclasia. El accionar promovido por las fuerzas estatales que gobernaron a partir de 1955 se remonta a una práctica que el historiador del arte David Freedberg sitúa en el mundo clásico greco-romano: damnatio memoriae (2017:43)
Se habilitaba así un doble accionar: mancillar no sólo la imagen corporeizada en diversos medios para así zaherir a su “prototipo” o a la persona que a ella se vincula; sino además, producir una imagen secundaria que inmortalice la propia memoria del iconoclasta. Se destruye un símbolo o figura del proyecto político derrotado -porque la derrota “a secas” (un golpe de estado o una elección perdida) no alcanza.
Pero es el iconoclasta, al fin de cuentas, el fervoroso creyente: es su miedo a la vida encarnada de la imagen lo que lo conduce a “necesitar” controlarla, a partir de los diversos repertorios –recurrentes- que la iconoclasia ha presentado a lo largo de la historia. “El amor y el odio hacia las imágenes son las dos caras de una misma moneda” (Freedberg, 2017:59).
Figura 3: Montaje a partir de la figura infantil Zamba, emblemática de la gestión kirchnerista (2010). Izquierda: entre 2016 y 2017, durante la gestión de Mauricio Macri, se reconfiguró el parque estatal de ciencia llamada Tecnópolis (Buenos Aires) y los muñecos del programa infantil El asombroso mundo de Zamba aparecieron rotos y maltrechos primero en el propio parque temático y un año después en la secretaría de Educ.ar, de la que dependía el canal que emitía el programa. Esa secretaría se encontraba en la ex ESMA (uno de los mayores centros de detención clandestinos de la última dictadura), lo cual revistió a la práctica iconoclasta de un halo siniestro (2). En este caso, la producción de las imágenes de la destrucción fueron fundamentales, siguiendo lo que Freedberg (2017) plantea a la hora de pensar el gesto creativo de la iconoclasia. Centro: a partir del retorno de un proyecto peronista al poder (2019) se determinó que se restituiría la figura de Zamba. Imagen tomada de la cuenta de Instagram de la revista Sudestada (acceso: 18/10/20). Derecha: el actual ministro de Cultura, Tristán Bauer, difundió imágenes del estado en que encontró los personajes al asumir su gestión (3). El gesto cariñoso hacia la figura de Manuel Belgrano se encuentra también entre las conductas que se difundieron previamente a 2015 entre niños y niñas y las encarnaciones del personaje; y el gesto de destrucción del macrismo. En el margen inferior se recupera uno de los flyers virtuales de 75 Octubres con un niño que tiene un muñeco de Zamba en su mano, no sólo restituyendo la importancia del personaje sino la presencia propia de los niños en los proyectos peronistas, que desde 1945 ocuparon un lugar central (“Los únicos privilegiados son los niños”).
«Qué miedo si de repente apareciera la cara de Perón, enorme y sonriente», dice Jorge Luis Borges –figura literaria fundamental en nuestro país, reconocido antiperonista- en 1959, con Perón ya en el exilio. Esta frase muestra para Martín Kohan que el carácter amenazante del peronismo no se vincula a la referencia concreta, sino a su “figuración afantasmada” (2015:28). Lo que emerge es el miedo a los aparecidos, a los fantasmas que el peronismo deja a su paso pero también de los que se alimenta. El peronismo, desde sus primeros pasos en la década del 40, convocó y despertó fantasmas: los afrodescendientes rosistas y la mazorca, los gauchos infernales de Martín de Güemes al norte del país, los caudillos federales, algunos próceres que aún siguen figurando en los billetes argentinos, y un largo etcétera de sectores subalternos. El escritor argentino Raúl Scalabrini Ortiz vio en el “aparecer” (físico, corporal) de la multitud en 1945 reclamando la liberación de su líder –quien aún no era presidente- “un ademán de siglos”. Esos cuerpos sacudieron “la entraña de la ciudad”: “ Era el cimiento básico de la nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la Tierra en la conmoción del terremoto.” (2009 [1946]:30).
Iconoclasia y censura 2.0
Entre el temor, el deseo, el amor y el odio que las imágenes suscitan es que se vislumbra una ruta para pensar un acto iconoclasta acontecido en la conmemoración del 75° Día de la Lealtad Peronista, como fecha central para sus militantes y simpatizantes. Debido al contexto pandémico actual, vinculado al virus COVID-19, se realizó una “manifestación virtual” en una plataforma web llamada “75 Octubres” (4), que además dispuso de cuentas en diversas redes sociales (YouTube, Twitch, Telegram, Instagram, Twitter y Facebook). La novedad sería la posible participación totalmente virtual, de millones de usuarios/manifestantes, que recorrerían las usuales rutas que los 17 de octubre se toman para celebrar el mítico evento de 1945, que se presenta como “el nacimiento” de una identidad peronista.
En los días previos al “acto virtual”, se hizo circular información en distintos medios –incluso de la prensa gráfica tradicional- respecto a cómo sería el funcionamiento de la novedosa plataforma (5), que estaría disponible a partir de las 13 horas del sábado 17 de octubre, contando inclusive con un reloj a modo de cuenta regresiva. Al mismo tiempo, a través de las redes sociales y una cuenta de mail, se proponía a “los y las peronistas” que enviaran fotos, videos ,textos contando su relación personal con aquello tan complejo de pensar como es “la identidad peronista” y una apuesta a apelar a las diversas generaciones que se vieron y ven atravesadas por dicho sentir político. También se dejaba a disposición de los usuarios flyers y material virtualizado –bajo una misma estética- para compartir individualmente en las propias redes.
No obstante, a la hora pautada para el ingreso virtual al acto, la página “colapsó” y la participación de las miles de personas que se estipulaba no fue posible. En paralelo, muchas personas en distintos puntos del país se volcaron a la calle para manifestarse “de manera tradicional”. Hubo una movilización organizada en vehículos que oscilaba entre las marchas orquestadas sindicalmente y la espontánea salida de peronistas (militantes orgánicos o no) en sus autos o caminando si vivían en cercanías (por las medidas de cuidado ante la pandemia).
Derecha. Figura 5: En una cuenta de Google Drive, desde 75 Octubres se compartieron imágenes con los rostros de figuras claves o de objetos representativos del peronismo, asociados a logros de sus gestiones
Figura 6: Superior: Tira ilustrada por Miguel Rep en el diario Página 12 posteriormente a la marcha. Ver: https://www.pagina12.com.ar/humor/rep/299940 Inferior: a la izquierda se recupera la icónica fotografía del 17 de octubre de 1945 que dio lugar a una imagen clásica del peronismo “irreverente” y que “invadía” la ciudad civilizada poniendo “las patas en la fuente” de Plaza de Mayo (autor sin identificar, Archivo General de la Nación). A la derecha, la apropiación de aquella imagen que hizo el 17 de octubre de 2020 el diario Página 12 a propósito del nuevo acto virtual, recuperada de su cuenta de Instagram @pagina12 (acceso 17/10/20). La presencia de los autos y camiones, cumpliendo con normas de cuidado sanitario pero al mismo tiempo “siendo irreverente” y superando el “ataque cibernético” refuerza la afinidad energética y afectiva con la foto original de 1945.
Los medios periodísticos que realizaban la cobertura daban cuenta de ambas instancias, que se remitían la una a la otra. Ante la incapacidad de ingresar al sitio web estipulado, en los propios canales de 75 Octubres comenzaron a quejarse y a buscar información las personas que se “quedaron afuera” del acto. Finalmente, hubo una comunicación oficial respecto a un “ataque masivo” no a la página web o las redes sociales de 75 Octubres en general sino específicamente a la plataforma que permitiría “la presencia virtual” que emulaba el “estar” en los sitios icónicos de las movilizaciones peronistas en la Ciudad de Buenos Aires (como ser la Plaza de los Dos Congresos, la Avenida de Mayo y, la más importante, la Plaza de Mayo).
“No se pudo ingresar por un hecho sincronizado»
«75Octubres: un ataque masivo al acto por el Día de la Lealtad»
«Miguel Cuberos, subsecretario general de la Presidencia, denunció que «la plataforma fue atacada por diversos servidores desde distintos lugares del mundo” (6)
En el mundo de la cultura visual digital también puede destruirse una imagen o censurarse. David Freedberg sostiene que una vez que una imagen circula en Internet es extremadamente complicado poder destruirla o borrarla (2017:70). Pero en el caso del acto del 17 de octubre, el ataque no se vinculó a algo que ya estaba circulando sino a un evento que aún no había logrado salir a la luz. La mayoría de los usuarios no pudieron ingresar siquiera un minuto, y al cabo de un tiempo, al no poder solucionarse el problema técnico, el acto derivó en una transmisión sincronizada en vivo por canales como YouTube, Facebook, Instragram y Twitch. Allí se pasaron los videos que ya habían estado circulando los días previos, y luego se realizó una transmisión vía Streaming del acto oficial, que contaba con presentadores y oradores, en una línea tradicional del accionar político local.
Es decir, en un punto, el gesto iconoclasta fue exitoso y dejó como imagen una placa/banner en el sitio oficial de 75 Octubres que redirigía a las personas que ingresaban a las otras redes debido al ataque masivo (Figura 7). Freedberg (2017) distingue la censura de la iconoclasia, aunque las relaciona dado que la censura suele preceder al acto de destrucción (su climax). En el caso del pasado 17 de octubre lo interesante es que la censura dejó a su vez una imagen nueva y frustrante para los entusiastas peronistas: la que recordaba la imposibilidad de ingresar al acto virtual.
Es decir, un “vallado” como el que se utilizara durante la gestión neoconservadora previa (2015-2019) (7), opositora a la actual, y que se define como antiperonista en gran medida (8). En los actos de dicha gestión, los vallados (físicos) eran usuales, además de -en los casos de protestas- su represión. La censura del acto virtual por la Lealtad -aunque “anónima”- recuerda no sólo a gestos proscriptivos del siglo pasado, sino a la propia gestión antipopular encabezada durante cuatro años por Mauricio Macri. La valla en el mundo virtual tomó la forma de “colapso” e impedimento de ingreso al sitio web. Esa fue la manera que encontraron (o creyeron encontrar) los opositores para establecer un control ante el “desborde” que siempre se asocia a las expresiones políticas del peronismo (ver Santoro y Fava, 2019).
La plataforma que no llegó a conocerse (o habitarse) es una imagen de un deseo que quedó ir-realizado. No obstante, en el marco mismo de las posibilidades que las redes de la Web 2.0 habilita, se produjo una circulación de contenidos vinculados a la “liturgia peronista” (de los idólatras) así como a las imágenes que la manifestación física dejó–de las primeras que apoyan al gobierno actual, dado que por la pandemia, no se realizan actos masivos en las calles-.
Figura 9: En este panel se recuperan en la línea central las divisiones entre la lealtad (amor) al peronismo y su rechazo acérrimo (odio). Hacia la izquierda se puede recorrer el trazado de los “fantasmas” que animan la liturgia (y las políticas concretas) de los distintos gobiernos peronistas. Un caso central, que ya ha sido explorado en su ataque iconoclasta de 2016 y 2017 en la Figura 3,es el del personaje infantil Zamba, quien además remite a la política peronista sobre las infancias y la educación. Por eso mismo se incluyen imágenes del artista Daniel Santoro, donde el “gigante descamisado” (una de sus míticas figuras) ayuda a cruzar el Riachuelo (que divide la rica ciudad del conurbano bonaerense y fabril del sur) a una niña de guardapolvo blanco -símbolo de la educación pública-. Esta niña es la “mamá de Juanito Laguna”, personaje icónico de uno de los artistas argentinos más reconocidos en la década del 60, Antonio Berni, que retrató los paisajes pobres suburbanos de la gran ciudad. Zamba y Juanito Laguna son dos expresiones de la niñez popular ancladas en el imaginario nacional. Asimismo, el pasaje de la frontera se recupera en la imagen del “centauro descamisado” (el peronismo tiene una encarnación monstruosa en Santoro) que observa una casa de clase alta desde los márgenes. Ese acecho se tornaría “aluvión” en el imaginario antipopular de la década del 40, cuando los seguidores de Perón llegan a la Plaza de Mayo y se bañan en las fuentes del centro urbano. Hacia la derecha se recupera una línea crítica del peronismo: la destrucción de su iconografía y también la satirización de sus figuras (que llegan al actual presidente Alberto Fernández, metamorfoseado en el cuerpo de Hugo Chávez, ex presidente de Venezuela, utilizado como símbolo del comunismo vernáculo que suscita el temor de la derecha argentina y las clases medias). La sátira también humilla o borra una imagen, y se alinea con la tradición iconoclasta (Freedberg, 2017:60). Finalmente, en una “escalada” de odio, se retorna a las consignas que vivaban la muerte de los líderes peronistas, como ocurrió con Eva Perón al sufrir de cáncer en 1952 o Néstor Kirchner, quien falleció en 2010 (ver detalle en Figura 10). Este año, como se cumplen 10 años de su muerte, emergerán fantasmas dobles: los que lo adoren y los que viven y celebren su fallecimiento.
“Nacimos y vivimos del amor, no del odio”
La plataforma centralizada que se había planificado “cayó” pero las múltiples vías de ingreso permitieron una vivencia calidoscópica del 17 de octubre (hasta que el acto central que comenzó alrededor de las 15.30 y culminó pasadas las 17 horas con las palabras del Presidente de la Nación Alberto Fernández focalizó el accionar disperso).
La disputa política en torno a las imágenes y símbolos del peronismo (ese “hecho maldito”, recuperando una idea de J. W. Cooke) encarnó durante el 17 de octubre una verdadera “guerra de imágenes”, tal como la piensa en su clásico trabajo Serge Gruzinski (1990). Si en 1945 el “subsuelo de la patria sublevado” (al decir de Scalabrini Ortiz) se hizo presente en un espacio urbano que usualmente le era ajeno (el centro de la ciudad más rica del país); en este 17 de octubre de 2020 ante la imposibilidad de salir a las calles en su totalidad, se intentó ocupar todas las instancias que el mundo virtual habilita.
Los múltiples canales de expresión de las redes sociales se sumaron a la propia capacidad de movilización individual de diversas personas, lo que hizo que, ante el gesto censurador, se multiplicaran las vías de exteriorización de “la lealtad peronista”. En este contexto, una de las consignas era el apoyo al actual presidente y sobre todo a su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien forma parte de esa misma liturgia peronista -en mayor medida que el propio presidente-. La calidad de “calidoscopio” que anteriormente se recuperó permitió resistir al embate sincronizado contra la plataforma web. Una imagen que circuló en diversas redes el día 17 mostraba a un señor en su auto, con una pintada que decía “volteáme la web que me subo al auto” (ver Figura 8). La relación entre lo online y lo offline da cuenta de las idas y vueltas que existen entre lo virtual y lo actual. Se recupera esta última adjetivación dado que aún se opone lo virtual a lo real e incluso a lo físico-presencial. El acto del 17 da cuenta de lo contrario.
Figura 10: Las expresiones de odio relacionadas a figuras centrales del peronismo son de larga data y recuperan fórmulas similares. La muerte de Néstor Kirchner hace 10 años (izquierda: fotografía recuperada por el sitio de Instagram @periodistaeperon) fue celebrada como en su momento lo fue el cáncer de Eva Perón en 1952 (margen derecho, superior). Lo mismo puede pensarse de los “deseos” de muerte a Cristina Kirchner (la “cretina”). Eduardo Galeano, el escritor uruguayo, escribía respecto a Eva Perón: “¡Viva el cáncer!, escribió alguna mano enemiga en un muro de Buenos Aires. La odiaban, la odian los bien comidos: por pobre, por mujer, por insolente. Ella los desafía hablando y los ofendía viviendo. Nacida para sirvienta, o a lo sumo para actriz de melodramas baratos. Evita se había salido de su lugar. La querían, la quieren los malqueridos; por su boca ellos decían y maldecían.” (fragmento,Memoria del Fuego, 1982)
La relación del peronismo con su propia liturgia (rasgo de su idolatría) quedó en la semana previa al 17 de octubre de alguna manera materializada en un particular video que 75 Octubres hizo circular. En él se mostraba a diversas personas que exhibían “sus objetos peronistas favoritos” (9). Algunos de estos objetos se remontan a los primeros períodos de gestión peronista; en otros casos, su relación se inscribe en la afinidad con el kirchnerismo (10) –actualmente parte central de la gestión de gobierno. La relación con el peronismo es presente y es al mismo tiempo anacrónica: los objetos peronistas, su liturgia, están abiertos a todos los tiempos que los construyen, recuperando una noción temporal del historiador del arte y filósofo Georges Didi-Huberman (2015). Este autor piensa las relaciones entre imágenes y memoria volviendo a la figura de Aby Warburg, y su Atlas Mnemosyne de principios de siglo XX. Este dispositivo es un ejercicio de montaje (encarnado en láminas-paneles) no esquemático, que nunca se fija de manera permanente, y que requiere un trabajo infinito (en Didi-Huberman, 2009:226).
En él, las imágenes no se consideran en la unicidad de su interior sino en la constelación que entablan entre ellas. La yuxtaposición, el montaje crítico y el “acercamiento abrupto” entre imágenes aparentemente disímiles o lejanas en el tiempo (en términos de Philippe-Alain Michaud, 2017:250), permiten comprender “la resurgencia que puede tomar una forma” (ibídem). La disputa que tuvo lugar durante el acto por el día de la lealtad -cuya trayectoria se vio atravesada por el gesto iconoclasta y censurador- se ancla en una discusión que fue presentada en Argentina recientemente a partir de la figura de “la grieta”. A partir del breve panel que se observa en la Figura 9, se intenta recomponer, parafraseando a Giorgio Agamben, las “corrientes energéticas” que animan la memoria política peronista (y no solamente), cobrando forma en sus fantasmas (2008:172). La gestión actual de gobierno, encabezada por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, recompone su imaginario y apela a una identidad que tiene fuertes raíces peronistas, que interpelan constantemente a una idea que es central en el discurso del actual presidente: el amor como superador del odio. En el acto por la independencia de la patria el 9 de julio de 2020, el presidente dio un discurso en el cual dijo que él había llegado para ponerle fin a “los odiadores seriales” (11), haciendo referencia a los portavoces que apuntalan el proyecto político de la gestión presidencial previa (2015-2019) encabezada por Mauricio Macri.
Figura 12: La iconografía peronista migra de medios, construye sus propios repertorios y conforma una liturgia que orienta afectivamente la praxis. Montaje realizado a partir de distintas “encarnaciones” mediales de los “íconos” o emblemas vinculados al peronismo. Izquierda: fotografía recuperada de la cuenta de Instagram @periodistadeperon. El auto Clio cobró vital importancia en la campaña electoral del actual gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, realizada a bordo de ese coche. Centro: conversación personal por WhatsApp (fotografía Winckler,2020) en el día de la Lealtad, en la que aparecen diversos stickers de personajes políticos del peronismo . Derecha: en el margen superior, se recupera una fotografía de Página 12 que muestra a un hombre en la marcha del 17/10/20 con sus estandartes caseros. En uno de ellos, figura el Papa Francisco, ligado al peronismo a partir de su llegada al Vaticano. Margen inferior: multitudinaria manifestación en 1951, Villa Madero. Fuente: Amaral, S. y Botalla, H. (2016) Imágenes del peronismo.Fotografías 1945-1955. Buenos Aires: Eduntref.
El antagonismo entre dichos modelos no surge en el último lustro, sino que se remonta por un lado a una visión binaria de la política argentina, así como a tradiciones de enfrentamientos (polares) que animan la historia nacional, como se esboza brevemente en el panel de la Figura 9. En este punto, se retorna a la emergencia de matrices fantasmales, de aparecidos y de “los muertos que regresan una y otra vez”, en palabras del filósofo argentino Julián Fava (2019:69). Como propusiera Warburg para aproximarse a una “praxis de la memoria” que se conjura y “estalla” en su atlas, “esta historia es mágica de contar. Historia de fantasmas para personas adultas” (en Didi-Huberman, 2009:7). Las categorías de “amor” y “odio” deben pensarse desde dos ejes: por un lado, como conceptos nativos, es decir, que forman parte del propio discurso político actual.
Asimismo, como ya se había planteado anteriormente, la praxis iconoclasta también se inscribe en una relación doble de amor-odio con el ídolo o la imagen que se desprecia, humilla o destruye (la idolatría y la iconoclasia). Un caso paradigmático en el peronismo es lo que aconteció con el cadáver de Eva Perón: su derrotero, su vejación y su restitución dan cuenta por un lado del fervor peronista ante una de sus figuras emblemáticas; así como de la relación compleja que sus opositores entablaron con ella -sobre todo con su imagen: el cuerpo sin vida-, como se ve plasmado en el famoso cuento “Esa mujer”, del escritor y periodista argentino Rodolfo Walsh (1966).
Los fantasmas y los cuerpos del peronismo siguen desencadenando una trama pasional, adjetivo que se podría desglosar para comprender a su vez cómo nuestra relación con las imágenes hoy en día sigue estando amparada en una “fe” que las dota de vida y agencia. Las imágenes nos poseen, en palabras de Hans Belting: “el ser humano no aparece como amo de sus imágenes sino como lugar de las imágenes que toman posesión de su cuerpo: está a merced de las imágenes autoengendradas, aun cuando siempre intente dominarlas” (2007:15).
Didi-Huberman recupera de la propia etimología de “pasión” una doble conceptualización: una forma pasiva, lo que se padece, un “movimiento afectivo que nos posee, pero que no poseemos” (2016:35); pero también se comprende en tanto un pathos que nos compele a la acción, a una e-moción, es decir, una fuerza que exterioriza un movimiento.
Izquierda Figura 14: Las marchas -no solo las peronistas- se caracterizan por una conjunción de elementos: panfletos, banderas, remeras, souvenirs, parches. sombreros, pañuelos (y ahora, barbijos). El pañuelo en la historia argentina tiene una compleja genealogía, remitiendo primeramente al símbolo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda por verdad, memoria y justicia ante los delitos de lesa humanidad cometidos en la última dictadura cívico-militar (1976-1983); actualmente además es un elemento central en la lucha feminista por el aborto legal, seguro y gratuito, pero ha migrado a otras manifestaciones. Podrían pensarse dentro de lo que Didi-Huberman (2017) denomina “elementos desencadenados” como parte de los gestos de sublevación. Fotografía tomada durante la marcha del 17/10/20 de la cuenta de Instagram @1964ber.
Figura 15: Fotografía recuperada de la cuenta de Instagram @chirimbote, reconocida editorial feminista argentina para infancias (acceso 17/10/20). En sus textos es común encontrar biografías de próceres mujeres de la historia nacional, así como figuras políticas como Nora Cortiñas (Madre de Plaza de Mayo), Frida Kahlo (pintora mexicana que ha sido recientemente recuperada por la tradición feminista) o Ernesto Che Guevara.
El fenómeno político, que el autor encuentra de manera clara en el famoso film soviético El acorazado Potemkin de Sergei Eisenstein (1925), no puede pensarse por fuera de este doblez de las emociones: se padece para luego pasar a la acción. Lo que conmueve a las personas no está íntegramente bajo su control, sino que son poseídas por esa emoción, que al mismo tiempo es perturbadora. El pathos se nutre de un movimiento que se remonta a gestos antiguos. Esos “fósiles en movimiento” que Didi-Huberman menciona actuaron en el acto del 17 de octubre, trayendo a este presente las “grietas” y polaridades de una historia que ni siquiera nace en 1945, sino mucho antes. Como advierte el historiador del arte Horst Bredekamp, la política se orienta por imágenes, dado que éstas “por su carácter político revelador, pueden generar objetivos por mor de los cuales se actúa” (2017:147). Cuando este autor recupera la figura del frontispicio del Leviathan de Thomas Hobbes (1651) señala la necesidad que el propio Hobbes había ya sugerido para mantener “las partes” de un todo social a raya: un poder visible, pues existe una “movilidad simbólica que afecta al complejo sistema de la iconografía política” (2017:146). Si el peronismo, como lo entiende Fava junto al artista plástico Daniel Santoro (2019), se construye a partir del exceso y el desborde, la contención -el control- se vuelve central. Los gestos iconoclastas y de censura emergen como un poder visible, o mejor dicho, un poder de y sobre lo visible.
Sin embargo, como se propuso previamente, la emblemática peronista (su liturgia, su imaginario) ya no opera sólo en un plano de lo visible sino de lo visual, volviéndose aquí interesante recuperar el concepto de figura de Gabriel Cabello, es decir, “un modo de establecer conexiones significantes entre cosas” (2013:13), dado que abre la imagen al “inconsciente de lo visible”. Las imágenes del peronismo se comprenden mejor (se aprehenden) al pensarlas más allá de su visibilidad objetual, como figuras que están ligadas por un lado a sus usos y su lugar “entre”, así como a su capacidad de convocar constantemente otras imágenes.
Ante la gestión de las presencias visibles/públicas que los actos iconoclastas en el campo de la política llevan adelante (incluso ahora en el plano virtual), la sublevación en este caso peronista se encarna en la dispersión por un lado en el mundo digital, por otro en la propia diáspora nacida de la no-oficialidad del acto del 17 -por la pandemia-. Esto es, se combinó una posibilidad centralizada en las redes de 75 Octubres con una atomización que más o menos espontáneamente surgió en el plano de la calle y el espacio público. Esto redundó en la afirmación de la visión político-afectiva de la gestión actual y sus seguidores: un amor que derrotó al odio serial de los servidores-troll.
A modo de cierre
Una política anacrónica
«Perón es nuestra sombra, nuestro pasado inmediato, nuestro tiempo […] es la dimensión incorporada para siempre a nuestra exigencia nacional«
En este escrito se recuperaron dos dimensiones presentes en la marcha del 17 de octubre de 2020, por el Día de la Lealtad Peronista. En primer lugar, las interconexiones que se dan entre prácticas virtuales y actuales, es decir, presenciales. La pandemia global llevó a resignificar los modos de relacionarse con el mundo digital, y en el caso de las dinámicas políticas argentinas hasta logró una inversión de roles: la derecha y las clases medias no peronistas que no suelen manifestarse, “salieron a la calle” durante la cuarentena, sobre todo en la ciudad de Buenos Aires. Los sectores que usualmente marchan en diversas manifestaciones, vinculados por ejemplo al kirchnerismo o al llamado “campo nacional y popular”, están respetando las medidas de aislamiento social, poniendo en juego nuevas estrategias para aparecer políticamente. El 17 de octubre eclosionó una salida de dicho sector, resignificando además la fecha que se conmemoraba: las patas en la fuente se convirtieron por un lado en “fuentes” virtuales a partir de los contenidos creados como se ven en las redes de 75 Octubres y en cuentas individuales (como por ejemplo la del sociólogo y artista argentino Roberto Jacoby, Figura 16); pero también en la posibilidad -más restringida- de quienes fueron con sus autos al centro de la ciudad (“Las ruedas en la fuente”, como apuntó el dibujante Rep, Figura 6). Al mismo tiempo, la fecha del 17 de octubre (incluso en el gesto de recalcar que son 75 años de conmemoración) abre un umbral que, al igual que el campo de lo visual, permite el regreso “afantasmado” de sus figuras y simbologías.
El peronismo es la sombra y el presente, con sus emergencias que desplazan los sentidos originarios -que siempre guardan una relación eucrónica también con sus tiempos cronológicos- pero también potencian su capacidad expresiva y emotiva al anclarse en una fórmula visual “agitada”, los Leitfossilien que refiere Didi-Huberman. Las fórmulas de la emoción hacen que nuestros gestos más fundamentales se corporicen, inscribiéndose en una memoria colectiva (2017: 94). Si bien, siguiendo al mismo autor, no puede sólo con sentimientos construirse una política duradera, tampoco es posible hacerlo subestimando las emociones. Pero no las individuales, entendidas de modo aislado, sino las emociones de todos en cada uno (2016:48). Volviendo a la memoria de Scalabrini Ortiz respecto del ya mítico 17 de octubre de 1945: “ Por inusitado ensalmo, junto a mí, yo mismo dentro, encarnado en una muchedumbre clamorosa de varios cientos de miles de almas, conglomerado de un solo ser unívoco […]” (2009 [1946]:31). El desborde (patológico y pasional, si retomamos la idea de pathos) del peronismo también incluye a los cuerpos, a los objetos que transgreden límites -el acceso a bienes vinculados al goce para las clases populares, como reponen Fava y Santoro (2019)-, a los pies en el agua de la Plaza, a los autos ahora manejados por clases medias y medias-bajas peronistas.
Figura 16: Roberto Jacoby. Fotografía subida a su cuenta de Instagram, acceso: 17/10/20.
Figura 17: Izquierda: Afiche utilizado en la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner en 2011. El abrazo entre Néstor Kirchner y ella no puede pensarse por fuera del icónico abrazo entre Eva y Juan Domingo Perón en el acto por el 17 de octubre de 1951, en el que Evita, con un avanzado cáncer, renuncia a la candidatura a la vicepresidencia. El abrazo entre Crsitina y Néstor no está investido de ese espíritu (es un abrazo que remite a un acto triunfal en 2008, cuando ella asume la presidencia luego del mandato de Néstor). Sin embargo, la potencia emotiva de ambas situaciones y del propio gesto es hoy una construcción que excede los marcos temporales que le dieron origen. En esta reapropiación es que se reconoce que las pervivencias de las Pathosformeln siempre acontecen a partir de su desplazamiento y no su “repetición” (Didi-Huberman, 2015). Derecha: fotografía del 17/10/20 de un auto particular que portó la imagen del abrazo primigenio a la movilización. Recuperada de la cuenta de Instagram @1964ber (acceso 18/10/20).
Figura 18: Izquierda: los camiones y colectivos en la Avenida 9 de Julio, con la bandera del líder sindical Hugo Moyano, confluyen con los autos particulares (inf. -foto recuperada de la cuenta de Instagram @chyvok, 18/10/20). En el centro reponemos un afiche de 1952 (Primera Exposición Argentina de Automotores). La confluencia de los autos y su resignficación en el peronismo de los 40/50 emerge en “las ruedas en la fuente” del 17 de octubre de 2020 (en Quintana, Raquel y Manrupe, Raúl ,2016). Derecha: afiche de 1973 apoyando la candidatura de Héctor Cámpora (12). En este caso, la tradicional fórmula de la imagen compuesta recupera el cuerpo peronista en la silueta de un militante indefinido (líder, trabajador, sindicalista). La construcción del “cuerpo peronista” mantiene la unidad y la diversidad. El ser unívoco constituido por miles de almas, como dijera Scalabrini Ortiz.
Figura 19: La figura del centauro es recuperada y reivindicada por Daniel Santoro (derecha: Centauro descamisado y casa de Victoria Ocampo, Óleo 200 x 170 cm, 2009). La hibridez de los manifestantes peronistas el 17, el hombre/auto o la mujer/auto (izquierda, cuenta de Instagram @1964ber, 17/10/20) retornan como aquella figuración de lo sublevado y amenazante. Pero también remite al auto que se vuelve accesible y popular en la “Argentina justicialista” de los 50.
El desborde (visual) del peronismo también ha de pensarse en sus marcos anacrónicos -un desborde en el tiempo-: los muertos que gozan de buena salud, según Sebreli. El cuerpo maquínico-industrial y compuesto que aparece en los afiches más clásicos del primer peronismo, e incluso su transformación y desplazamiento en la década del 70 cobraron una nueva forma-desplazada el 17: la de la pantalla de la virtualidad y la de la marcha física motorizada (Figura 18). El cuerpo de la masa disperso y unificado despertó el mismo gesto destructivo de mediados de siglo: la censura y la iconoclasia. La praxis política del peronismo asume, una vez más, la estructura de lo figural. Como sugiere Kohan, “El peronismo está por todas partes. Y si no está, si está prohibido, proscripto, perseguido, silenciado, puede aparecer en cualquier momento. Lo que termina siendo una manera más terrible de estar” (2015:31). De las “patas en la fuente”, de aquellos que cruzando el Riachuelo llegaban al centro de la capital en 1945 (como un río que desborda, señalaría Scalabrini Ortiz), en 2020 encontramos “las patas” en las propias fuentes de agua hogareñas y virtuales, así como el fluir de los camiones y los autos -los cuerpos centauro-maquínicos- de la movilización presencial en la Avenida 9 de Julio o la Avenida de Mayo.
El campo de lo visual y lo figural se vuelve central y fecundo para comprender los tiempos ya no sólo de las imágenes sino de la propia historia y la praxis de la memoria (icónica) social. En las imágenes se vehiculizan los activos energéticos político-afectivos de las polarizaciones de la historia (en este caso, la argentina).
También se entiende así el gesto censurador que se materializó en un ataque cibernético a la plataforma 75 Octubres. Los montajes críticos, los paneles en busca de nuevas relaciones entre constelaciones imaginales, permiten encontrar en los intersticios (los intervalos entre imágenes) un posible “saber-montaje”, al decir de Didi-Huberman (2017), que recupera una historia en movimiento, turbulento y centrífugo, que corre las barreras de la inteligibilidad para poner en su centro a los actores populares de la historia que (a pesar de todo) sobreviven y resisten. Al igual que sus imágenes.
Notas
(1) Disponible en http://servicios2.abc.gov.ar/docentes/efemerides/24marzo/htmls/decadas/descarga/decreto.pdf
(2) Ver https://www.tiempoar.com.ar/nota/rompen-y-tiran-munecos-de-zamba-en-la-ex-esma (acceso 18/10/20)
(3) Ver https://www.eldestapeweb.com/nota/tristan-bauer-se-largo-a-llorar-al-ver-como-dejaron-tecnopolis-2019121312280 (acceso 18/10/20)
(4) Ver sitio: https://75octubres.ar/ (acceso 17/10/20)
(5) Ver https://www.pagina12.com.ar/299469-como-participar-de-la-marcha-virtual-del-17-de-octubre (acceso 17/10/20)
(6) Ver nota completa: https://www.pagina12.com.ar/299868-75-octubres-un-ataque-masivo-al-acto-por-el-dia-de-la-lealta (acceso 17/10/20)
(7) Un caso paradigmático fue el del 1 de marzo de 2017, ante la inauguración de las sesiones del Congreso de la Nación. Ver https://www.iprofesional.com/notas/246326-Marchas-protestas-y-un-Congreso-blindado-asi-reciben-a-Macri (acceso 19/10/20)
(8) Ver por ejemplo algunas de las declaraciones del ex presidente Maurico Macri: https://www.perfil.com/noticias/politica/mauricio-macri-dijo-fueron-70-anos-fiesta-no-salis-3.phtml (acceso 19/10/20)
(9) El material producido se encuentra en su cuenta de la red social Instagram https://www.instagram.com/75octubres/?hl=es-la (acceso 17/10/20)
(10) Nombre que se recupera a partir de la presidencia de Néstor Kirchner entre 2003 y 2007 así como la continuidad de dicho proyecto en las dos presidencias subsiguientes de su esposa, Cristina Fernández de Kirchner, actual vicepresidenta de la Nación.
(11) Ver https://www.telam.com.ar/notas/202007/487374-alberto-fernandez-dia-de-la-independencia.html (acceso 17/10/20)
(12) Para indagar en esta particular fugura, ver Winckler (2019) “Un modelo perturbado(r). Reflexiones sobre la iconografía política peronista”, https://www.e-imagen.net/un-modelo-perturbador-reflexiones-sobre-la-iconografia-politica-peronista/
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