Número 3 – 2016
Los resfriados de Jossot (1904)
Ander Gondra Aguirre
La serie “Los resfriados” fue publicada en marzo de 1904 en el número 156 de la revista satírica ilustrada francesa L’Assiette au Beurre.
Henri Gustave Jossot (1866-1951), el autor de la obra, es sin duda uno de los pilares fundamentales de esta memorable publicación, para la cual diseñó casi una veintena de números completos, colaborando además con alguno de sus diseños en varios números más. Poseedor de un estilo inigualable y de una calidad excepcional que depuró, fundamentalmente, en las páginas de este semanario –anteriormente había colaborado con otras publicaciones como La Caricature, La Butte y La Plume–, Jossot consigue en esta serie una obra maestra del humorismo grafico más negro y afilado. El singular uso de los colores planos, tremendamente esquemáticos, lo emparenta con ciertas influencias niponas y con la técnica del cloisonismo.
La besogne du caricaturiste ne consiste pas à faire tressauter sous le rire les bedaines des brutes, mais à semer dans les cerveaux qui pensent les idées libératrices (Le foetus récalcitrant, 1939)
Presentamos a continuación la serie completa de Jossot y los pies de imagen traducidos al castellano:
Portada del número 156 de la revista L’Assiette au Beurre.
– Nosotros “desencarnados”, ya no intercedemos con el “más allá”.
– ¿Tienes tabaco?
– Busca en mi cerebro: suelo guardar ahí este tipo de cosas.
– ¡Qué silencio! Si aún tuviese mis orejas, podría escuchar mis pensamientos…
– Tienes una grieta en el cerebro.
– Tanto mejor: me refrescará las ideas.
– ¡He soñado que estaba vivo!
– ¿Vestido?
– Si, debo recitar “Una carroña” de Baudelaire en una sesión espiritista.
– Desempólvame principalmente el tórax: tengo telarañas en el hueco del corazón.
– Allá arriba afirman que el Amor es un contacto entre epidermis.
– Y, sin embargo, ¡aquí había algo!
– Mi vieja guitarra de antaño.
– ¡Qué actitud meditativa! ¿En qué crees que estará pensando?
– Hace tiempo, Azor, teníamos pulgas.
– ¡Ya sin dientes! Imposible comer los dientes de león desde la raíz.
– Ellos, los vivos, tienen la piel: los mantiene calientes.
– ¿La resurrección de la carne? ¡Siempre pensamos en ella, aunque nunca lo hablemos!