Número 4 – 2017

Serie Documental
“Signos de Puntuación”

Alfonso Díaz Tovar – Lilian Paola Ovalle
IIA-UNAM / IIC MUSEO-UABC / Colectivo RECO (*)
http://www.colectivoreco.org/

Resumen

La serie documental llamada “Signos de Puntuación” es una aproximación al fenómeno de la desaparición forzada en México: lugares de dolor, objetos de recuerdo y prácticas de justicia son abordados desde una perspectiva que privilegia la experimentación de la imagen, concibiéndolos como constancia audiovisual del horror, y al mismo tiempo, de la resistencia cotidiana ante este escenario vivido en la última década en México.

Artículo

Alfonso Díaz Tovar – Lilian Paola Ovalle

Fecha: 22 de Abril 2017

Cómo citar este artículo:

Díaz Tovar, Alfonso; Ovalle, Lilian Paola. “Serie Documental “Signos de Puntuación”, e-imagen Revista 2.0, Nº 4, Sans Soleil Ediciones, España-Argentina, 2017, ISSN 2362-4981.

La “guerra contra las drogas” librada en México durante el sexenio 2006-2012, y lo que va del actual sexenio, tiene un impacto visible en la cotidianidad de Tijuana. Las muertes violentas y desapariciones forzadas se hicieron más recurrentes, especialmente durante el 2008, 2009 y 2010. La teatralización de la violencia en el espacio público, sufrió una escalada. Ya la ciudad desde décadas anteriores había sido testigo de escenas de horror asociadas al narcotráfico y el crimen organizado. Los cuerpos tirados y cercados por charcos de sangre; las escenas de balaceras, con autos abandonados y montones de balas en el piso; los cuerpos cubiertos por cobijas teñidas de sangre; las silenciosas e inadvertidas muertes por sobredosis; cuerpos en las cajuelas de autos abandonados; resignificación de los canales de riego y lotes baldíos como depósitos de cuerpos; los “enteipados”, cuerpos encontrados con rostros cubiertos con cinta adhesiva plateada. Eran imágenes recurrentes y reconocidas en esta ciudad.

Pero a finales del 2007, la expresividad y teatralización de las muertes por “ajustes de cuentas”, cobraron una dimensión y un sentido diferente en el espacio público de la ciudad. Cuerpos expuestos impúdicamente colgando de puentes. Cabezas decapitadas acompañadas de mensajes mal escritos abandonadas en aceras, parques, entradas. Cuerpos mutilados y apilados en aceras. Tambos de cuerpos desintegrados dispuestos en lugares de la ciudad altamente concurridos y transitados. Escenas televisadas de largos enfrentamientos entre el ejército y los criminales. El tratamiento y la exposición de los cuerpos se hizo más cruda, más frontal, más abyecta.

En enero del 2009, México amaneció con una noticia, la detención en Tijuana de un personaje que se dio a conocer como “el pozolero”. Un sujeto que reconocía ante las cámaras de diversos medios de comunicación, haber desintegrado en soda cáustica, por lo menos a 300 personas. Reconocía haber trabajado para uno de los principales grupos de narcotraficantes que operaban en la ciudad y haber recibido un salario semanal por sus funciones en el último eslabón de la cadena de desaparición forzada y exterminio. El no mató a nadie, aludía. Solo los desintegraba.

Especialmente, para los familiares de los desaparecidos que seguían reclamando la búsqueda y entrega de los cuerpos de sus familiares, esta noticia resultaba devastadora. Se supo entonces, gracias a las declaraciones de esta persona, de la existencia de algunos lugares en la ciudad, construidos especialmente para desintegrar los cuerpos y borrar la identidad de las personas. Desde entonces, grupos de familiares iniciaron brigadas de búsqueda de estos lugares. Luego de dos años de búsqueda constante, a finales del 2012 encontraron esperanzados el predio conocido como “la gallera”. En abril del 2013 se realizaron las últimas excavaciones, en las cuales se identificó un artesanal pero sofisticado sistema de exterminio . Una estructura de ladrillo destinada para la desintegración de los cuerpos y tuberías comunicadas con dos fosas subterráneas construidas de cemento. Según los cálculos del equipo forense de la Procuraduría General, en las fosas descubiertas en este predio, se encontraron 17,000 litros de lo que ante el asombro de lo desconocido, denominaron “emulsión de restos humanos”.

El predio “la gallera” permanece como una herida abierta en el territorio. Es una herida abierta para los familiares de los desaparecidos. Muchos perdieron la esperanza de recuperar al menos el cuerpo de sus seres queridos, y ahora sólo les queda esperar del Estado y de la ciencia forense, que se logre la identificación por ADN, a pesar de lo que se les ha informado. El 13 de noviembre del 2013, en la ciudad de Tijuana, los familiares de desaparecidos fueron convocados a las instalaciones de PROVICTIMA de la ciudad, para informar sobre los resultados de las investigaciones de sus casos. En dicha reunión, ministerios públicos y funcionarios de federal, les dieron una noticia que no esperaban.

A pesar de que de dicha “emulsión” se rescataron huesos, dientes y material quirúrgico, los familiares fueron informados que de ninguno de estos resquicios se pudo extraer ADN. Sin notificación por escrito e impidiendo el acceso a cámaras o cualquier tipo de registro, se les explicó que el tratamiento con ácidos y soda cáustica impidió cualquier procedimiento para la identificación de los restos. Ante esta demoledora noticia, este lugar además de una herida abierta, se ha convertido en un territorio sagrado. En sus fosas, aún permanecen los restos de esos cientos de humanos. Ante el desconocimiento del paradero de sus seres queridos, este lugar se convierte en el espacio más cercano para llorar y elaborar su duelo.

Es una herida abierta para los vecinos del lugar. Les recuerda que el horror y la violencia extrema del exterminio y la desaparición, se anidaron en su propia comunidad. La comunidad de vecinos es un referente urbano de organización y lucha social. Migrantes en su mayoría de origen mixteco, asentados en esta zona desde finales de 1980, quedaron atónitos ante la noticia de los hallazgos en el predio que está en el centro de su territorio. Considerados y autodenominados como gente trabajadora, comprometidos en la lucha social por la igualdad y la calidad de vida, los miembros del ejido donde se localizó este predio, sienten que este es un duro golpe para su desarrollo. Durante los meses próximos al hallazgo, la respuesta de la comunidad fue el miedo, el horror, el silencio y el rumor.

Sin embargo, a partir del acercamiento con la asociación Unidos por los desaparecidos A.C y el equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California, se fueron abriendo espacios de discusión, elaboración y reflexión sobre lo que sucedió y el impacto que esto ha generado en su comunidad. Surgió el llamado Colectivo RECO coordinado por quienes suscriben el presente texto, apelativo proveniente de tres procesos de memoria que consideramos de suma relevancia para dar cuenta de este doloroso fenómeno: recordar, reconstruir, reconciliar.

RECO nace como un proyecto de investigación video-documental que acompaña, registra, analiza y difunde un proceso comunitario que busca resignificar uno de los lugares de exterminio, poniendo especial atención en su transformación a un espacio para el recuerdo, la reconciliación y la no violencia. Este lugar de exterminio, integra la memoria de la humanidad, no sólo la de una comunidad, ciudad o la de una nación. Reconoce, que en el proceso de construcción de un espacio memorial vivo y con sentido, es necesaria la participación activa y la vinculación de familiares de víctimas, comunidad de vecinos, academia (Universidad), artistas, sociedad civil, y sobre todo al Estado mexicano.

Lo que se pretende a través de esta aproximación es abonar al proceso de visibilización de problemas sociales y políticos como la desaparición forzada y la tortura, sumando a la tarea de diferentes académicos, colectivos, comités de lucha y familiares de víctimas, por ello la importancia del seguimiento y contribución a la misma. En este sentido, es que los productos audiovisuales elaborados por el Colectivo RECO son entendidos también como nuestra forma de actuar ante la problemática actual en México, desde nuestra trinchera, desde nuestra praxis académica y creativa.

De igual forma asumimos la labor del cine documental como artefacto de la memoria, a través del cual reflexiona, cuestiona y reconstruye discursos o prácticas hegemónicas. Elaboramos un discurso documental como un ejercicio de resistencia y alternativa a los discursos oficiales, no sólo de los medios de comunicación, sino también a esa construcción verdadera, única e incuestionable del pasado que la retórica de la historia elabora. Por todo esto es que afirmamos, que de igual forma que la imagen debe ser concebida como un recurso potente que sirve al poder, es que el cine documental debe ser entendido como la materialización y objetivación de un poder que se difumina, toda vez que en este tipo de productos antropológicos todos estamos inmersos, referidos o implicados.

La serie consta de tres cortos: Pie de Página (2014), discurso visual sobre los tres sitios en colonias de Tijuana donde operaba el llamado “pozolero”; Puntos Suspensivos (2015), animación en stop-motion que aborda la memoria de los objetos de cuatro personas desaparecidas en Baja California; y Paréntesis (2017), corto experimental silente sobre prácticas de memoria y justicia de familiares de víctimas de la llamada “guerra contra el narcotráfico”. Este último se encuentra actualmente en producción, compartimos los dos primeros como documentos y testigos de este periodo en México.

Pie de página (2014)
Duración: 9 MIN
Año: 2014
Género: DOCUMENTAL- EXPERIMENTAL

Esta pieza audiovisual sostiene que los desaparecidos en México se han convertido en el pie de página que molesta e interrumpe el relato ficticio de su democracia. Aquí se exponen las imágenes de unas ruinas olvidadas, ubicadas en los márgenes de Tijuana.

Estas ruinas, son marcadas con notas al pie que detallan los nuevos dispositivos para la desaparición.

Se trata de un archivo visual de tres lugares construidos por el crimen organizado para desintegrar cuerpos humanos y depositar sus restos, que invita a sacar a los desaparecidos del pie de página y llevarlos al relato principal de la memoria colectiva. Ha sido seleccionado en importantes festivales de cine y cortometrajes tanto nacionales e internacionales, entre los que destacan: la XI Muestra Internacional de Mujeres en el Cine, el Festival de video arte IVANH de Madrid, el FIC de Bellavista Argentina ( mención especial), el Festival Contracorriente de Bogotá, Festival documental DOCSDF (ganador de mejor corto documental), Festival Zanate, Festival Internacional de Cine del Desierto, FENACO, ANTOFADOCS, 2ª Mostra D’Antropologia (audio)visual de Barcelona, V Encuentro de Memoria Visual en Ensenada Baja California y en el CineTrofa Festival en Portugal. Se presentó en el Festival de video arte FLVR en Rosario Argentina, donde obtuvo 2 menciones especiales “por su capacidad para denunciar una situación espeluznante sin caer en el morbo” y otra mención especial del Jurado FEISAL (Federación de Escuelas de la Imagen y Sonido de América Latina).

Puntos suspensivos (2015)
Duración: 8 MIN
Año: 2015
Género: DOCUMENTAL- EXPERIMENTAL

 Con este título intentamos establecer una figura metafórica con el lugar en que los discursos y prácticas institucionales asignan a los desaparecidos en México. En este breve corto documental, se abreva el trabajo etnográfico y de acompañamiento de un grupo de familiares que han luchando incansablemente desde hace mas de 10 años por encontrar a sus seres queridos.

Aborda la problemática de la desaparición forzada como un crimen de lesa humanidad que deja familias y comunidades incompletas y en suspenso, narrativas que están constatadas en las memorias de su materialidad. Objetos tan comunes como la ropa, un trofeo, una cartera, unos zapatos, unos recibos, un documento de identidad o un adorno, se convierten en las únicas huellas materiales que evidencian la espera suspendida en la que quedamos todos. Zulma, Pierre, Diego y Erick nos faltan a todos: ante su ausencia, estos artefactos cotidianos se convierten en tesoros que resguardan su memoria en la espera indefinida de su regreso.

Se ha presentado en diversos festivales de cine, antropología y documental: Festival Zanate (premio CONACULTA a mejor corto/mediometraje documental), Latin American Studies Association Film Festival (premio a mejor cortometraje), Festival de Cine y Artes Visuales BUGARTE, VideoBabel, Muestra Internacional Documental de Bogotá, Festival de Cine de Imagen de los Pueblos Ecuador, Festival Internacional de Cine del Desierto, Pachuca Film & Short Fest, Festival Internacional de Cine de Monterrey, Molise Cinema Film Festival Italia, Shorts México, DocsDF, Montecatini International Short Film Festival, Festival Internacional de Cortos Cuenca del Salado, Festival de cinema i drets humans Barcelona, Festival Latinoamericano de la Clase Obrera, MISFF Italia, Viva Mexico Film Festival Australia y ganador del XIV Concurso Nacional de Video Experimental 2016 en Mexicali, Baja California.

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