Kicillove: La campaña del deseo.
Área de Antropología Visual de la Universidad de Buenos Aires.
e-imagen Revista 2.0 | Año: 2019 | Número: 6
Iconografías ardientes en tiempos electorales
Resumen
Este ensayo se propone pensar una configuración sensual de la campaña electoral para la gobernación de la Provincia de Buenos Aires, cuya elección se dirime en octubre de este año. A partir del seguimiento cautivado de la campaña de uno de los candidatos de la contienda electoral, el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, se piensa una iconografía política del deseo, que actúa en el plano de lo sensual y de lo sensorial, como incipiente análisis de una aún pendiente política del gesto y la emoción latinoamericana. Fiesta, excesos, fluidos, actos de devorar: la campaña de Kicillof se construye como una apuesta visual ardiente y excitante que se contrapone a la política neoliberal de la actual gestión de gobierno en Argentina, de pulsión tanática y de domesticación y neutralización de lo libidinal no sólo en política sino también en la experiencia vital cotidiana. Es la intención de este escrito reconstruir los sentidos y pasiones de la campaña de Axel Kicillof 2019.
Palabras clave: Axel Kicillof – deseo – campaña electoral – iconografía política – fluidos – exceso
Silvina González | Greta Winckler
Año: 2019
Nº: 6
Cómo citar este artículo:
González, Silvina; Winckler, Greta, «Kicillove: la campaña del deseo. Iconografías ardientes en tiempos electorales», E-imagen Revista 2.0, Nº6, Año 2019, Sans Soleil Ediciones, España-Argentina. ISSN 2362-4981.

“¿No podríamos decir que la rebelión nos ‘lleva hacia el futuro’ por la potencia misma de los deseos que realiza, sabiendo también que este futuro, convertido en ‘presente’ para el rebelado, también es modelado por la dynamis del ‘deseo indestructible’ a imagen y semejanza de algún pasado?” (Georges Didi-Huberman 2017: 104)
La campaña electoral es un palimpsesto de tiempos. Es en tanto presente (un presente que arde, que se acelera, que se vuelve vértigo); es “en contra de” o “para validar” un pasado -muy reciente o no tanto-; y nos trae ante los ojos de lo inmediato una visión de futuro. Mirar una campaña electoral no puede ser otra cosa que una experiencia de lo vertiginoso, encarnada en múltiples medios que necesitan elaborar sus propias estrategias (el panfleto, el contacto con lxs candidatxs, el video en instagram, el spot televisivo o una entrevista en los diarios). A su vez, las campañas se miden -en el caso de una continuidad de los espacios políticos- con sus propios pasados, aunque cambien los nombres de los partidos o coaliciones y de las personas. Pero también se miden en relación a las apariciones de esos mismos individuos no sólo en un spot sino -de ser posible- en los espacios de gestión. En el marco de estas posibilidades se encuentra la campaña como candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires (PBA) por el Frente de Todos del ex ministro de Economía, Axel Kicillof.
Políticas sensuales
Este ensayo nace de la cautivación. La campaña de Axel Kicillof cautiva. No necesariamente por el contenido del discurso: el discurso apela a una conexión lógica -la gente quiere vivir mejor, el gobierno actual hizo promesas que no cumplió y devinieron mentiras y el gobierno que Kicillof propone vendría a pensar de nuevo en el bienestar popular de lxs bonaerenses. El diputado por Unidad Ciudadana en la ciudad de Buenos Aires que es parte del frente que presenta a Kicillof como candidato a gobernador, Leandro Santoro, en una entrevista dada en televisión, propuso que la campaña que su fuerza política lleva a cabo apela a movilizar emociones como parte necesaria pero no suficiente: el contenido de la misma propulsaba una relación”racional” (sic). Sin embargo, si no en el discurso, la imagen que instituye hoy al candidato se ve atravesada por una
fuerza sensual de atracción irrefrenable que los futuros y las futuras votantes a las que se lxs piensa como “kicilovers”(2) expresan constantemente -sobre todo en las redes sociales-. Independientemente de que Kicillof no proponga ni explicite que se construye su figura de esa manera en la campaña, esa atracción y la constante proclamación de que el candidato es un hombre atractivo sucede. Quizás la culminación de esto haya sido lo sucedido durante un acto de campaña en Necochea. Mientras Alberto Fernández, candidato a presidente por el Frente de Todos, cerraba el acto en la localidad bonaerense, una voz grave muy varonil aprovechó el momento de silencio para gritar “¡Sos un bombón asesino, Axel!” a un Kicillof que estaba sentado sobre el escenario. Fernández replicó “Hoy gracias a Dios no se sacó el sweater”(3).
Jacques Rancière al hablar de la “experiencia estética” propone pensar que lo revolucionario de las obras no es tanto el mensaje sino el darse-a-ver (2010;63). Podemos pensar entonces que la configuración sensorial de la campaña, a pesar de la “vergüenza” que el candidato manifestó en diversas oportunidades al respecto, apela a una política del deseo: Axel es un candidato deseado. Y ese deseo se manifiesta en el contacto, que tiene en la política latinoamericana un lugar central. Lo abrazan, lo besan, lo rodean, lo esperan. Barthes (1993) argumenta que el deseo amoroso se descubre por inducción, que precisamos que otrxs nos muestren que el ser amado es deseable para desearlo también. El creciente deseo que lxs votantes manifiestan por Kicillof pareciera confirmarlo. Es un deseo que, de tan compartido, de tan contagiado, se transforma en desenfreno. Uno de los videos de campaña publicado en su instagram repone distintos momentos del candidato durante la campaña y los recorridos por la PBA besando y siendo besado por las personas que se acercaban durante su visita (5).
Ernst Bloch habla de las imágenes-deseo o imágenes-anhelo (en Didi-Huberman, 2017) en tanto aquéllas que permiten traspasar fronteras. Es decir, imágenes que transgreden. Serían en parte imágenes del futuro o para pensar un futuro, cargado de algún tipo de esperanza. En la campaña actual la esperanza habita dos tiempos: el futuro, por supuesto, puesto que este proyecto encabezado por Kicillof representa la esperanza en que aquello que vendrá será mejor que lo que tenemos ahora; pero también es presente y más aún, es una especie de tesoro o fortaleza que logró conservar el pueblo bonaerense. En un curioso video de campaña que muestra escenas cómicas (casi de bloopers o en off) del candidato, lo que se intenta demostrar es que pese a la miseria que se vive en el país por la gestión actual, el pueblo de la PBA ha logrado mantener no sólo el humor sino también la esperanza, de la que no ha sido despojado.
La tienen ahora pero asimismo se encarna en el proyecto por venir, que además tiene un pasado concreto al cual inevitablemente se remite (la gestión kirchnerista en la que Kicillof fue ministro de economía). El deseo entonces, vinculado a la esperanza, es futuro pero es fundamentalmente presente: se consume en el momento.
Abraza a lxs seguidorxs que quieren besar, “chapar” y hasta entregarle prendas íntimas al candidato, al mismo tiempo que afirman la intención ferviente de votarlo. El voto se vuelve beso, se vuelve trance, se vuelve un acto sexual. Se necesita la urna para poder consumarlo, y se necesita de inmediato. El voto también se ama. Lxs votantes son ahora también amantes (6).
El contacto con el candidato se puede pensar de muchas maneras: el entrelazamiento visible en las fotografías y videos, los comentarios ardientes en las redes pero también la participación en la campaña de particulares. Kicillof afirma en una entrevista que la gente no sólo le envía videos y material que produce por las redes sino que se lo han alcanzado hasta su casa (7). El mismo candidato ha compartido en sus redes oficiales algunos de ellos. El tacto como sentido político no es novedoso en la política latinoamericana, aunque eso no implica que haya sido estudiado en profundidad. En otro número de esta revista, se propuso pensar que el contacto entre el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva y el pueblo era lo que legitimaba su mandato y lo que caracterizaba su política exterior entre sus pares latinoamericanos:
“La relación con sus pares y sus compañeros de partido y fórmula se ve atravesada también por una construcción gestual de la política: abrazos, cruces de manos, risas. Es decir, el contacto físico con otros presidentes regionales con quienes comparte una visión de proyecto político y estatal. El tacto como sentido privilegiado se vuelve evidente no sólo en sus relaciones diplomáticas o intrapartidaria, sino que es además retomada en la constitución visual de la relación del ex mandatario con “el pueblo”, a quien se dirige constantemente. Lula aparece rodeado de manos, abrazado, sumergido en mareas humanas que desean hacer contacto con él. Lula se funde en ellos […]. Ambas dan cuenta de una política encarnada corporeizada en el cuerpo del propio mandatario.” (Winckler :2018)
Lula es una figura háptica. Pero ese contacto se liga a una filiación paternal con el pueblo, que responde además a la concepción del Estado pensado como una madre protectora, como responde en la entrevista que le hace Daniel Filmus en el programa que transmitió en su momento la Televisión Pública argentina. El contacto entre Axel Kicillof y lxs votantes es de otra índole. No es un tacto desde el abrazo protector y/o paternal sino que implica un deseo apasionado por la figura del candidato que es deseado ardientemente pero también es amado.
Kicillof siempre fue presentado como un político joven y lindo. En diversas ocasiones se han publicado notas refiriéndose -en tono de sorpresa- a la apariencia del ministro, ante su nombramiento en el gabinete de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner (8), eventos especiales como ser una elección (9) o su aparición en foros internacionales (10). Sin embargo, las apariciones concretas de Axel-ministro se ubicaban en un registro serio, de confrontación en algunos casos o bajo “el ala protectora” de Cristina. Hoy, ante la campaña, por fuera del proceso de gestión, los candidatos y las candidatas de Frente de Todos se dan-a-ver de una manera más lúdica, descontracturada aunque ligada a la filiación política -a diferencia del discurso de la no-política de la gestión de Cambiemos tanto a nivel nacional como en los distritos donde es gobierno.
Es decir, la pertenencia al peronismo es revalidada y confirmada, sin volver esa “relajación” en una campaña “desideologizadora”. Axel ahora no está dando conferencias en estrados o dentro del marco de la institucionalidad que la gestión de gobierno exige sino que se encuentra sumergido y en movimiento. Con el auto Clio -que según el candidato es de un amigo y lleva ya 160.000 km- va recorriendo los distintos distritos de la PBA y en ese proceso se sumerge en vecinxs y militantes que se acercan, lo tocan, lo abrazan, se fotografían con él, lo besan. Esta relación táctil con él de alguna manera se instituye como un acto de creación. Como un escultura que hay que modelar desde un bloque de mármol, al candidato se lo moldea, se lo modela, se lo crea. Como propone Pablo Maurette para la Antigua Grecia, “[…] la creación es esencialmente manual […]” y así es incluso como Dios crea al mundo, cual escultor (2015; 107) . Después se convoca y se interpela a todos los demás sentidos, y eso exactamente acontece con Axel. Del tacto a la fotografía sinestésica que nos inerva (sensu Walter Benjamin) al mirarla. Si la visión fue siempre un sentido pensado como distanciador, en el caso de las fotografías de la campaña de Kicillof se vuelve háptica, como acontece con las imágenes de otras figuras políticas populares latinoamericanas (se ha mencionado ya el caso de Lula pero igualmente acontece para Néstor Kirchner y Cristina Fernández, por ejemplo).
Cada (con)tacto, no obstante, es singular(11). Gabo Ferro propone rescatar la función cultural de los fluidos, fundamentalmente de la sangre, “la revuelta sangre de los americanos” (2015;52) sobretodo durante el rosismo, ya que “en el Buenos Aires de comienzos del siglo XIX los sujetos convivían, algunos a diario con diversos tipos de sangre real, metafórica o simbólica […]” (p. 16). De la sangre -atribuída a o evocada por Rosas fundamentalmente- podríamos dar paso a la piel en el contacto, que en el caso de Kicillof remitiría a un tocar-erótico. Pero también a la saliva, si pensáramos en un fluído. El beso, el “querer chaparse” al candidato y sobre todo la succión de la bombilla del mate que aparece en múltiples fotos y videos de Axel (hasta existe una cuenta completa de Instagram llamada “Kicilove tomando mate”)(12) constantemente nos remiten a la saliva, a la boca, a los labios. El gusto es de los cinco sentidos uno de los menos privilegiados, junto con el olfato, en la cultura occidental hegemónica y sus partes del cuerpo asociadas: “ […] los órganos avergüenzan a la cultura burguesa” (Le Breton, David, 1990; 32). Le Breton opone el cuerpo moderno que niega al cuerpo como definición de aquello que es un ser humano al cuerpo medieval en las fiestas públicas y los carnavales: cuerpos abiertos, cuerpo-masa, cuerpos que se desbordan a sí mismos (ib.). La política que se da a ver en la campaña de Kicillof nos remite a ese desborde en la calle, en la televisión y en el campo mismo de la propaganda que no puede hacer más que exponer cuerpos. La campaña electoral es un acto de apertura y de reivindicación de la presentificación de la política encarnada tanto en lxs candidatxs como en lxs que votan. No hay cuerpos sueltos. Aunque el cuerpo de Axel se vuelve organizador de la corporalidad que en el encuentro con lxs votantes se genera y que es parte del campo visual de la campaña.
Entre Kicillof y Rosas la conexión en las redes surgió cuando se anunció la candidatura a la gobernación de la PBA del primero a fines de mayo de este año. La afinidad es ideológica (recordemos que durante el gobierno de Cristina Fernández se encara una reivindicación de la figura de Rosas) y se encarna en la sensualidad compartida. Una especie de legitimación otorgada corporalmente. El meme que se ve en la figura 11 compara la “facha” de ambos dirigentes. Si pensamos en la tradición peronista, asociada a los “cabecitas negras” y un movimiento que interpela al pueblo (animalizado dado que se transforma en “aluvión zoológico”, tomando las palabras del diputado radical Ernesto Sanmartino), encontrarnos con dirigentes rubios, blancos y de ojos claros se presenta como un cruce de frontera, casi como una traición (física, simbólica y clasista). Como repone Ferro al registrar las metáforas que construyeron una idea de lo que fue el rosismo, la política de Rosas era considerada no sólo monstruosa, sangrienta y bárbara sino “infiel”: el otro político es un infiel (2015;182) que además despierta amores impíos entre sus seguidores, como en el poema de J. L Borges “Rosas” (1923), que hace mención al “idolátrico amor en el gauchaje” que el caudillo ocasiona. Kicillof también podría pensarse con esa metáfora de lo infiel, incluso desde un punto de vista conservador católico -religión decimonónica argentina, cuya iglesia mantiene estrechos lazos con los gobiernos-, dado que al ser nombrado ministro se lo había estigmatizado por ser “judío”(13). Si lo monstruoso se vincula con la ruptura de una normalidad y una hibridación transgresora, estas figuras infieles, apoyadas en y contribuyentes de una imaginería peronista que podría pensarse desde el famoso cuento “La fiesta del Monstruo” (1947, J. L. Borges y A. Bioy Casares), no pueden dejar de ser monstruosas, pero con una singularidad: estos monstruos (Rosas, Kicillof) son bellos. También en este punto el peronismo es disruptivo.
Esa belleza se traduce en un deseo actual indestructible e irrefrenable, que en parte también se apoya en el ardor de la memoria colectiva e icónica argentina, ya que como propone Didi-Huberman, “[…] nuestros deseos necesitan la fuerza de nuestros recuerdos […]” (2017; 27). La memoria en la campaña electoral arde. Besar, tomar mate, abrazar, arder. La campaña electoral para la gobernación de la PBA es absolutamente perceptiva y sensorial, ya no desde el convencimiento lógico del espectador sino desde su incorporación. Ser parte del cuerpo que gobernará, cuya figura emergente tiene nombre, apellido y un bello rostro, pero no puede construirse sin esas manos y esos labios que lo moldean esculturalmente, volviendo su emergencia un acto de creación recíproco. Esta concepción ya formó parte de la visualización política del primer peronismo en sus afiches y fotografías oficiales. Si Juan Domingo Perón era el “forjador” de una nueva nación, al mismo tiempo la mirada de cuerpo presente del pueblo peronista era fundante de su figura y de una tradición simbólica al “devolverle la mirada” (Winckler 2019; s/n). En el caso del afiche del Segundo Plan Quinquenal (ver Figura 12), la familia obrera esgrime una mirada que erige y se respalda en la figura de Perón, quien a su vez mira hacia el futuro, volviendo a esta heterocronía de los afiches y propagandas de campaña y promoción política mencionada al principio de este escrito.
La campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner en 2011 ingresa también dentro de esta genealogía iconográfica peronista. La ex mandataria relata en su libro Sinceramente (2019):
“En aquel momento [luego de la muerte de Néstor Kirchner], ese ‘¡Fuerza, Cristina!’ fue teniendo cada vez más peso, más potencia, me fortaleció para encarar el desafío de una nueva elección presidencial, de un nuevo mandato y por eso lo convertimos en el lema de la campaña: ‘la fuerza de un pueblo’” (p. 274)
La reciprocidad -salvando las obvias distancias en cuanto al posicionamiento de la mandataria por un lado y del pueblo por otro- se hace parte de la campaña actual ante el involucramiento del hacer popular que inventa sus videos o interviene campañas oficiales y que en el caso de Kicillof es legitimado dado que lo vuelve parte de sus canales oficiales, así como Cristina decidió tomar el lema popular y volverlo centro de campaña. Volviendo a la imagen de la escultura, se moldean en la tradición peronista lxs candidatxs y su pueblo en un recorrido que implica un ida y vuelta constante, disímil y fecundo. Esto permite pensar una observación que le hacen a Kicillof en el programa de televisión ya mencionado, Staff de candidatos, de que la campaña de Frente de Todos es desorganizada frente a una visión unificada de Juntos por el Cambio (el oficialismo), a lo que Axel responde que la campaña de su espacio es efervescente. Volvamos entonces a los conceptos de inervación y sensorium de Benjamin.
Como destaca Susan Buck-Morss, “inervación” implica una recepción mimética del entorno pero que no se vuelve adaptativa y paralizadora del organismo y su capacidad creativa sino más bien todo lo contrario (1993; 71). Nos implicamos en el entorno y a partir de la conexión entre nuestra percepción y nuestra memoria es que podemos vivir realmente una experiencia. La inervación es un contrataque a la experiencia anestésica que desde el siglo XIX se convierte en una técnica de preservación del cuerpo moderno. Pero los sentidos, parte de un sensorium colectivo -para Benjamin alienado por la estetización de la política-, conservan siempre un rastro incivilizado e incivilizable (Buck-Morss, 1993; 59).
Hay un elemento que no puede ser domesticado. La emergencia de los sentidos en la campaña electoral que estamos viviendo -y de sentidos como el gusto y el tacto, que han quedado en segunda posición a partir de la modernidad para enaltecer a la visión- revierten el peso de los tiempos oscuros que ella misma denuncia: tiempos neoliberales, en sus acciones y en su sensibilidad.
El tiempo del macrismo es gris, pese a que históricamente sus campañas y hasta la gestión en el principal distrito que desde 2003 gobiernan (la ciudad de Buenos Aires) ha intentado teñir de colores no sólo a los panfletos y propagandas sino a los espacios de habitación que la ciudad posee.
El tiempo del macrismo es un tiempo plomizo, retomando las palabras de Didi-Huberman:
“Los tiempos oscuros son tiempos de plomo. No sólo nos quitan la capacidad de ver más allá y, por lo tanto, de desear, sino que además pesan mucho, nos pesan sobre la nuca, sobre el cráneo, que es una forma de decir que nos ahogan la capacidad de querer y de pensar. Con este paradigma del peso o del plomo, la palabra sumisión adquiere un sentido más evidente, más físico aún” (2017; 22).
Es un tiempo material: se materializa en un peso, un yugo de plomo que se carga con el cuerpo disponible que deja la precarización laboral. También es una política del cuerpo, pero de sumisión del mismo. No lo coarta porque le cierra fronteras: lo coarta porque el peso no le permite moverse más. Como un Atlas que carga el mundo en sus hombros, aunque el camino esté despejado, no podrá ir muy lejos. Y menos aún solo.
El macrismo es una invitación a la quietud que no perturba, y como todo lo que se queda quieto muere, es también una política tanática. Es una política anti-deseo. Sus funcionarixs tienen así una capacidad única de revertir la característica principal del tacto (porque también Cambiemos se toca con la gente en los spot de campaña): si tocar es ser tocado, el tacto de Cambiemos repele. Se tocan distanciándose o se distancian en el acto de tocarse.
El macrismo, desde su aparición en la escena política pero con más intensidad desde su triple triunfo electoral en la ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires y la Nación en 2015, llevó adelante un proceso de enfriamiento libidinal generalizado. El colectivo Juguetes Perdidos (14) detectó de inmediato en la población un enfriamiento existencial y libidinal que posibilitó el triunfo del macrismo. Un triunfo en lo sensible antes que en las urnas.
Hace tanto frío que no puedo más que arder (15)
Una de las principales y más contundentes resistencias a la reorganización libidinal puesta en marcha por el macrismo la llevaron adelante el movimiento de mujeres y las varias formas de organización de colectivos sexodisidentes o sexodisconformes. La irrupción de estos movimientos puso en crisis el reparto del goce instaurado por el neoliberalismo y contagió con ese interrogante a otras formas de resistencia política al macrismo, como el movimiento docente, el movimiento estudiantil y juvenil e incluso las organizaciones sindicales. Esto se tradujo en nuevas formas de ocupación del espacio público, nuevas prácticas corporales en las movilizaciones (como el uso de purpurina en el cuerpo o la inoculación de una energía festiva en las otrora solemnes marchas). El candidato (im)probable para encarnar algunas de estas fuerzas es Axel Kicillof. Si analizamos la transformación de su figura pública, vemos que hubo un desplazamiento, de ser el mero experto en materia de economía política, el académico favorito del kirchnerismo que atemorizaba al empresariado con su flagrante marxismo pasó a ser una figura carismática, encantadora que lleva en sí el deseo (sexual y político) de un gran colectivo de personas.
El enfriamiento libidinal que llevó adelante el macrismo no fue discreto ni oculto. Fue declarado y abierto. La fiesta había terminado y alguien debía pagarla.
Era hora de volver a la normalidad del tardocapitalismo, sin tantos celulares, ni tanta calefacción, ni tantos derechos laborales. Nuestra democracia, se nos dijo, era excesiva. Ante este exceso, hacía falta tomar decisiones muy contundentes para un retorno a lo normal, a lo austero, a lo determinado. El populismo encarna ese compromiso con lo excesivo, con lo que tiene de excesiva la democracia.
Axel Kicillof tomando mate no es solo un político haciendo gala de un gesto ordinario, casual, amistoso, que lo acerca al común de la gente. Axel Kicillof tomando mate es la humedad de su saliva, la temperatura de sus labios, el roce de las manos que devuelven o reciben un mate. Axel Kicillof tomando mate es una imprudencia, un peligro. ¿Y si la democracia pusiera en juego no solo la distribución de los recursos materiales, si no también la distribución de los fluidos? ¿Y si la saliva fuera la piedra angular del cuerpo político democrático? ¿Y si los besos fueran el gesto político más potente? Susy Shock, artista, escritora y pensadora trans sudaca, en su poema “Beso” reivindica la “historia de besos que el espanto no ha dejado ser”(16):
besarse sabiendo que nuestras salivas arrastran besos denegados/ opacados/ apagados/ cercenados/ mutilados/ hambrientos/ que no son solo los nuestros



El actual presidente Mauricio Macri también gusta de aparecer tomando mate, pero casi nunca es él quien ceba, y casi siempre que aparece tomando mate lo hace en calidad de patrón, casi como si el mate fuera lo único que puede acercarlo (o contagiarlo) a la gente ordinaria, trabajadora. Kicillof, en cambio, toma mate en sus reuniones con ciudadanxs pero también en su despacho ministerial, en reuniones con representantes del FMI y hasta en sesiones de Congreso durante su desempeño como diputado por la ciudad de Buenos Aires. El spot anteriormente mencionado que concatena y categoriza los besos dados a y por Axel Kicillof durante la campaña desplaza los gestos típicamente masculinos del apretón de manos o el abrazo ancho y pone en su lugar un gesto que es, además, una imprudencia.
Los besos como insubordinación no son inéditos para el peronismo. Los besos de Eva Perón a los leprosos, a los enfermos, a los pobres son la irrupción violenta de esos besos denegados en la política oficial. El contagio es una decisión política. El peronismo históricamente ha sido demarcado por el liberalismo y el conservadurismo como un foco de contagio. Alfonso Prat Gay, entonces ministro de Economía, hizo de la limpieza aséptica una política de Estado: justificó los despidos masivos en el Estado so pretexto de echar “la grasa militante” que se había enquistado durante el gobierno kirchnerista (17).
Ya nos referimos a la materialidad carnal y salivosa del mate, pero en las miles de imágenes difundidas de Axel Kicillof tomando mate (algunas agrupadas en el instagram ya mencionado)(18) se esconde también una rebeldía. Las imágenes de Kicillof tomando mate anteceden por mucho a su campaña electoral, desde los comienzos de su gestión como ministro aparecía en las fotos de prensa casi siempre acompañado por un termo y un mate que él mismo parecía cebar y llevar a todos lados.
Kicillof tomando mate con el cuerpo apoyado sobre una reja evoca la figura del gaucho, no por su hombría sino por el arrojo. El arrojo de un peón que, ante el llamado del capataz o del FMI, continúa con su ritual (ver Figuras 22 y 24). Aquí podemos rescatar dos observaciones. En primer lugar, el mate se vuelve un elemento de justicia popular y que por otro lado sólo se legitima en ese marco: en manos de Macri remite a una puesta en escena falaz. Por eso también los memes que recuperan estas escenografías de campaña permiten pensar al mate como parte de una advertencia popular al poderoso (figura 25). Pero además, y he aquí el segundo punto, si volvemos a la genealogía que atraviesa a Rosas y a Kicillof, la conexión con lo gauchesco nuevamente emerge como punto de contacto, más que como casualidad. A Rosas precisamente lo seguía el gauchaje, como da cuenta el odio que a esa masa -oscura, sin consciencia, domesticable como el ganado- le tenían los ilustrados rioplatenses antirrosistas. Kicillof alza una mano para tomar mate que es el brazo mismo del campo popular que vuelve a ocupar ese lugar de desprecio (como también ocurrió durante el peronismo). Kicillof se une a ese cuerpo, también por la saliva, del pueblo. Muchas de las imágenes difundidas en el marco de la campaña electoral nos muestran a Kicillof comiendo (como en el spot de bloopers mencionado). El cuerpo de Kicillof es un cuerpo que se sabe precario y reorganizable, come, devora, incorpora demandas, deseos, expectativas.
Te quiero, y ya nada importa
“Rapto: Episodio considerado inicial (pero que puede ser reconstruido después) en el curso del cual el sujeto amoroso se encuentra “raptado” (capturado y encantado) por la imagen del objeto amado (flechazo, prendamiento).” Así describe Barthes (1993) el momento de la fatalidad, el rapto. Es posible que este ensayo sea una novela de amor: la reconstrucción e historización de un momento (la captura), organizándolo en un antes (estaba mirando una entrevista a Kicillof sin ningún sobresalto), el rapto (sentí una agitación, una vibración en la piel, sentí deseo) y un fin. Es posible que este ensayo no sea más que las palabras de un sujeto amoroso que ama y escribe. Pero aún si es solo eso, es el grito desgarrado de cuerpos que vibran, que reclaman que el amor y el deseo se inscriban en el ámbito de lo común, en la política. Que nuestros deseos no mueran en colchones fríos, que muten y se conviertan en besos, en mates, en votos.
Notas
(1) Programa Hagan algo emitido el domingo 28 de julio de 2019 en el canal C5N.
(2) Así se lo refiere el conductor de Polémica en el bar al propio candidato, en la entrevista que le realizan el 18/07/2019
(3)Enhttps://www.eldestapeweb.com/nota/el-divertido-piropo-a-axel-kicillof-en-vivo-durante-un-acto-en-necochea-20197916480 ( Acceso 6/08/2019)
(4) https://www.instagram.com/kicillofok/ (acceso 28/07/19)
(5)Publicado en la cuenta oficial de instagram el 28 de julio de 2019
(6)Nótese que en uno de los spots de campaña de la fórmula presidencial del mismo espacio político que lleva como candidato a Alberto Fernández se hace una presentaciń de “Alberto” no sólo como compañero o profesor o abogado sino como “amante” (publicado el 21 de julio) En https://www.instagram.com/p/B0OEu4oDjDN/?igshid=t8qoz17afmso (Acceso 29/07/19)
(7)Entrevista dada al programa Staff de candidatos, emitido el 18/07/19, Telefé
(8) https://elpais.com/elpais/2014/01/31/gente/1391191651_929422.html (acceso 29/07/19)
(9)https://www.eldestapeweb.com/politica-hot-quienes-son-los-politicos-mas-lindos-las-elecciones-2015-n11272 (visitado 29/07/19)
(10) https://www.buzzfeed.com/jimwaterson/the-internet-is-obsessed-with-argentinas-good-looking-econom (acceso 29/07/19) o https://www.losandes.com.ar/article/mas-alla-de-si-hay-default-o-no-kicillof-fue-furor-en-las-redes-por-lindo (acceso 29/07/19)
(11)Una política del gesto y el tacto es una asignatura pendiente para todxs lxs que nos dedicamos a la iconografía política latinoamericana.
(12) https://www.instagram.com/kicilove.tomandomate/ (acceso 29/07/19)
(13)https://www.bigbangnews.com/politica/kicillof-exclusivo-me-dijeron-judio-comunista-y-asesino–2015-10-18-7-10-0 (acceso 6/08/19)
(14) https://latinta.com.ar/2017/07/afectos-derechizado-enfriado-existencial/
(15)Cita de canción “Volver a volver”, Gabo Ferro.
(16) https://latinta.com.ar/2019/07/beso/ (Acceso 6/08/2019)
(17)https://www.lanacion.com.ar/politica/prat-gay-hablo-de-grasa-militante-y-desato-la-polemica-en-twitter-nid1861924 (acceso 6/08/2019)
(18)Kicillof tomando mate (acceso 6/08/2019)
(19) Fuentes en orden de aparición:https://www.lanoticia1.com/noticia/elecciones-2015-macri-llama-por-telefono-y-toma-mate-con-los-ciudadanos-55376.html (acceso 6/08/2019); https://www.eldestapeweb.com/nota/otro-descuido-de-macri-dejo-al-descubierto-su-puesta-en-escena-junto-a-una-camionera-2017-4-19-15-41-0 (acceso 6/08/2019); https://www.lacapital.com.ar/politica/macri-la-rural-trabajamos-que-el-campo-sienta-que-se-le-ha-sacado-la-pata-encima-n1199876.html acceso 6/08/2019).
(20)Fuentes por orden de aparición: https://www.clarin.com/politica/axel-kicillof-reunio-enviados-fmi-mate-biscochitos-libro-mensaje_0_bIAzzDX1x.html; https://twitter.com/ziggysstardust_/status/1131657221400662017/photo/1 (Acceso 6/08/2019)
Bibliografía
Bibliografía
Barthes, Roland (1993) Fragmentos de un discurso amoroso. Madrid: Siglo XXI.
Buck-Morss, Susan (1993) “Estética y anestésica. Una revisión del ensayo de Walter Benjamin sobre la obra de arte”, en La balsa de la Medusa, N°25, pp. 55-98.
Didi-Huberman, Georges (2017) Sublevaciones. Buenos Aires: Muntref.
Ferro, Gabo (2015) Barbarie y civilización. Sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas. Buenos Aires: Marea Editorial.
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